A veces no hay palabras ni citas que puedan resumir lo que paso aquel día. A veces el día, simplemente... termina.

jueves, 25 de julio de 2013

Tratando con la verdad o un tratado sobre la verdad



No hay que profundizar, ni ahondar en lo oscuro, lo indómito o lo recóndito emprendiendo una búsqueda de desgaste allí en esos lugares tan abismales en donde nunca habitará. No hay que buscarla, ni encontrarla... siempre está ahí. No se puede analizar, ni moldear. No es cierto que haya prismas para contemplarla, ni tantos por cientos, ni puntos de vista, eso no son más que inventos y artificios para crear nuestra propia verdad, para ajustarla y adaptarla a nuestro deseo, a nuestro dolor, a nuestro universo a nuestra eterna necesidad de racionalizar todos los hechos.
La ''verdad'' en si misma no juzga, no valora, no declina, no toma partido, no muta, no envejece y jamás entenderá de ambigüedades: la piedra que lances al aire en este planeta acabará irremisiblemente cayendo al suelo tarde o temprano. Qué estupidez hablar de vasos que se medio llenan o que casi se vacían: el vaso siempre está lleno ya sea de aire, de liquido, de ambos o de nada, pero es que hasta de nada se puede estar lleno.
¿ Y qué hacer ante tanta pureza ? ¿ Como engullir  tanta rotundidad sin atragantarnos ? Pues haciendo eso que venimos haciendo desde que somos sapiens: argumentando, analizando, falseando, maquillando, ensalzando, adaptando, minimizando, maximizando lo que denominamos con mayúsculas: nuestra verdad. (los tímidos lo llaman: mi punto de vista, mi parecer)
¿Y entretanto que hace la verdad? pues ignorarnos y seguir inmutable a nuestro parloteo, a nuestro ir y venir en un intento inútil de hallar esas palabras que al fin puedan revocar su perpetuidad inamovible.
La ''verdad'' es indubitable, es una rotundidad tan simple y tan llana que siempre habita en la superficie, a plena vista, desnuda, sin prejuicios ni vergüenzas y no existe negación racional ni poética a la pureza de su existencia: el agua moja, que creamos que moja mucho o poco o intentemos descubrir por qué moja no cambia la verdad: el agua moja. El fuego quema, que el fuego sea más o menos intenso, que su color sea cambiante no cambia su naturaleza: el fuego quema. Nacemos y morimos, que este hecho nos alegre o apene no cambiara su verdad: nacemos y morimos. Apliquemos esto a nuestro entorno y si conseguimos soportar el vértigo de tanta  simpleza quizás podamos empezar a deleitarnos en la belleza de su sencillez.


3 comentarios:

  1. Lo que fue, eso será, Y lo que se hizo, eso se hará; No hay nada nuevo bajo el sol.
    Eclesiastés 1:9

    ResponderEliminar
  2. ¿Y no es tu texto quizás otra interpretacion más de la verdad?... Tal vez en verdad "la verdad" como hecho universal y digamos inexorable, en la política infinita ni siquiera tenga nombre... Es el ser humano en su miedo, o con su ego hinchado de intelectualidad el que se pone a definirlo todo, impulsado por su terror cósmico o por su insaciable curiosidad... El hecho de intentar definir un concepto abstracto ya lo corrompe. Como tú bien dices, el ser humano necesita interpretar su entorno, hacerlo a su medida, pues el universo es demasiado vasto e incomprensible, un vertigo infinito difícil de aceptar... Imagina la existencia del ser humano sin parametros, seguiría en las cuevas acojonado por la grandeza del cielo... Un beso Caroline...

    ResponderEliminar
  3. tápame los ojos y dime que ya pasó. que se ha muerto de verdad el miedo.
    t'estimo.

    ResponderEliminar